“Se preparan las gargantas, se acelera el corazón, vayan pelando las chauchas, hoy juega la selección”… Por gol de Anderson Duarte a los 61’, le ganamos a Israel por 1 a 0 en semi y hoy, jugamos frente a Italia a las 18hs en el Estadio Diego Armando Maradona, por un título que nos ha sido esquivo.
Pero pensar que es un hecho puntual o fruto de la casualidad, sería el principal error que cometeríamos, pues estamos ignorando a un proceso que empezó, antes que nada, en las divisiones juveniles de Danubio, Defensor y otros.
Idea que adopta el Consejo Único Juvenil, presidido por Nelson Spillman, allá por 1995 (más o menos), cuando se pensaba en mundial sub-20 a realizarse en Malasia, se inspiraron en los excelentes resultados de éstos.
Se entendió, que el esfuerzo sistemático y organizado con mirada larga, era la mejor opción para recuperar la identidad perdida. Nos ayuda a tener una mayor probabilidad en el logro de los objetivos planteados; en un entorno donde la historia cada vez pesaba menos, y la competitividad y homogeneización de los rendimientos de todos los demás, está en un aumento constante, la cual prolongaría la crisis en la que estábamos sumidos desde 1979, donde nuestra participación internacional estaba muy alejada de la gloriosa historia del fútbol Uruguayo.
Para llevar adelante esa quijotada, eligieron como DT a Víctor Púa; proceso, que ha llevado a una transformación sustancial de las selecciones a todo nivel (ej: el ciclo Tabarez), sabiendo que el fracaso es parte de todo proceso; donde lo importante es entender el porqué del mismo y generar los cambios necesarios para superarlos.
Está claro, que se viene recuperando la identidad perdida, basta con observar que desde 1997 hasta la fecha, Uruguay ha logrado ser segundo en Malasia (1997), cuarto en Nigeria (1999), segundo en Turquía (2013), cuartos en Corea del Sur (2017).
Ojala hoy lleguemos a lo más alto; pero por encima del resultado, lo que importa es seguir por este rumbo, sabiendo que necesitamos profundizarlo; porque nuestro fútbol sigue en crisis.
Hemos mejorado, pero solo lo referente a las selecciones nacionales, falta cambiar todo lo referente a los clubes. Entendiendo, que más allá del lógico deseo de ganar la competencia interna, todos pertenecen a un sistema que debe generar la competitividad necesaria para ganarle al más pintado del mundo.
Obviamente, que existen variables socio-económicas que inciden, pero siempre las tuvimos y en su momento no fue impedimento para ser competitivos.
El tema fundamental, es como nos percibimos con respecto aquellos que los demás los ven poderosos, y cómo esa percepción incide en la forma actuar y de organizarnos.
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